Me encuentro cerca de mi estudio estos carteles:
En pleno siglo XXI, un cásting que se anuncia en fotocopias de un folio escrito a mano es de lo menos fiable. Si este cásting fuese real y tuviese detrás un proyecto serio, mal empieza. Un cártel pegado en una pared de la plaza de Chueca no es la manera más adecuada de organizar un cásting y de localizar actores y cantantes. Desconozco que habrá realmente detrás de ese “espectáculo musical”, pero casi prefiero no saberlo.